A ella le dolía el pecho, y caminaba... y caminaba sin saber a donde pero es que... le dolía tanto el pecho que solo para que el dolor disimulase menos su condición...ella, con todo el esfuerzo del mundo, sus cortos pasos daba. Ella miraba hacia el suelo (no buscaba nada), en ocaciones parpadeaba muy quedamente; y es que sus ojos estaban tristes, entrecerrados, casi muertos, casi perdidos, casi llorando y latían...como una herida abierta, y era así... las lágrimas por dentro también duelen; no tanto como le dolía su pecho, pero duelen. Entonces se asomó su corazón:
-Poco a poco, niña, poco a poco...
Y ella no pronunciaba palabra
-Vé despacio, hace frío y tengo miedo...
Y ella no pronunciaba palabra
-Escuchame por favor, está oscuro, y siento que me ahogo, estoy herido y sé que ya nos hemos perdido...
Y ella se detuvo
-Ya veo, también estoy solo...
Ella tomo su corazón con ambas manos, lo quitó de su pecho, se puso de cunclillas y lo acomodó sobre el suelo, se levantó y alzó su mirada...comenzó de nuevo a caminar, pero ya no dolía.
Bueno...un corazón es un corazón, ese se quejaba demasiado..
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